jueves, 24 de abril de 2008

Los Agentes Estresantes Inmunológicos son la Verdadera Causa del SIDA .

Los Agentes Estresantes Inmunológicos son la Verdadera Causa del SIDA .

Dr. Roberto Giraldo.


Resumen de conferencia presentada en el Primer Taller sobre Soluciones Verdaderas para el "VIH/SIDA" organizado por Unión Latina por Soluciones Alternativas para el SIDA (ULSAS) y realizado en el Airport Regency Hotel de la ciudad de Miami, el sábado 7 de octubre del año 2000.

Existen suficientes hechos científicos que indican cómo el denominado virus de la inmunodeficiencia humana o VIH, no cumple los requisitos de la epidemiología, los de la biología, ni los del sentido común para ser la causa del síndrome de inmunodeficiencia adquirida o SIDA (18-28,41-45,49-52,72,88-92).
El VIH no es no necesario, ni suficiente, ni siempre antecede al desarrollo del síndrome (18-28,41-45,49-52,72,88-92). Así lo constatan los miles de casos de SIDA que son VIH negativos (29,33,64,107) y toda una multitud de personas absolutamente sanas y que nunca desarrollan SIDA, a pesar de ser VIH positivas (2,3,82). Hay muchas personas que primero desarrollan inmunodeficiencia y sólo después se tornan VIH positivas (17,59,79).
El VIH no es un virus patógeno y por lo tanto no puede explicar las alteraciones inmunológicas, ni la patogénesis ni la historia natural del SIDA (18-28,41-45,49-52,72,88-92). Aún más, existe una abundante documentación objetiva que señala cómo lo que conocemos como VIH ni siquiera parece que sea un virus con existencia real. El VIH jamás ha sido aislado o purificado como partícula viral libre e independiente (16,75,91,93).

Debido a que nunca ha podido demostrarse que el VIH destruya al sistema inmune y cause el SIDA, los investigadores que defienden entusiastamente al VIH como la causa del síndrome, proponen a una gran variedad de agentes como cofactores o ayudadores del VIH en la génesis del SIDA (32,81,98). Sin embargo, esos "cofactores" son por sí mismos agentes inmunosupresores y generan SIDA sin necesidad de la presencia del VIH (47,48). Prefiero llamar a esos cofactores agentes estresantes inmunológicos (41-44,49-52).
Los siguientes son algunos de los agentes inmunosupresores que han sido reportados como "cofactores" del VIH: Alcohol, cocaína, heroína, marihuana, cigarillo, anfetaminas, nitritos volátiles como los denominados "poppers", contaminantes químicos del medio ambiente, alergenos, citomegalovirus, virus herpes tipos 1, 2 y 6, herpes zoster, virus de Epstein Barr, adenovirus, otros retrovirus, virus de las hepatitis A, B y C, papovavirus, micoplasmas y otros superantígenos, tuberculosis, lepra, malaria, tripanosomiasis, filariasis y otras enfermedades tropicales, enfermedades de transmisión sexual, sémen, sangre, factor VIII de la cuagulación, ansiedad, depresión, pánico, insomnio, falta de reposo, ejercicio extenuante, malas condiciones sanitarias, pobreza, malnutrición y varias deficiencias vitamínicas (7,9,15,37-39,60,63,65-67,70,71,74,83,87,96).
El estudio cuidadoso de la literatura científica permite concluir por consiguiente, que el sida no es una enfermedad infecciosa y que éste tampoco se transmite sexualmente (18-28,41-45,49-52,72,88-92). La transmisión del SIDA de la madre al feto o a través de la leche materna son simples mitos o suposiciones sin ninguna evidencia objetiva (31,54,95). La transmisión del SIDA por la sangre supuestamente infectada con el VIH, tampoco es cierta (24,42,50,92).
La circunstancia realmente nueva que rodea a todos los grupos de personas que con mayor frecuencia desarrollan el SIDA, es su exposición exagerada en las últimas décadas, a una variedad de agentes estresantes inmunológicos (41,49,55). Lo nuevo en algunos sectores de la comunidad homosexual de los países industrializados es el uso de afrodisíacos y drogas sicoactivas iniciado en la década del setenta (21,27,28,76,80,84,86). En el África, el Asia y el Caribe las circunstancias nuevas son los niveles insoportables de pobreza a que han llegado sus habitantes. Nunca antes la pobreza había sido tanta y tan generalizada y la riqueza tanta y tan concentrada en las manos de unos pocos (85,109).
Los agentes estresantes varían por lo tanto de persona a persona, de grupo a grupo y de continente a continente. En los países industrializados las drogas sicoactivas son el principal factor de riesgo para el SIDA (21,27,28,76,80,84). En cambio, en los países subdesarrollados la pobreza con todas sus consecuencias como la malnutrición, infecciones y parásitos son el principal factor de riesgo para SIDA (66,74,85,87,109).
Coincidencialmente, el SIDA aparece en distintos y distantes grupos de personas en la segunda mitad del siglo veinte, en un momento cuando el sistema inmune de los humanos ya esta saturado y se ha deteriorado seriamente, debido a exposiciones involuntarias a través de las condiciones de vida y a veces voluntarias a través del estilo de vida a agentes estresantes para el sistema inmunológico (6,41,49,55,104). En las últimas décadas, estos agentes estresantes han estado en aumento constante tanto en cantidad como en variedad, en todo el planeta (6,104). Las posibilidades del sistema inmune no son infalibles ni infinitas. Ellas tienen limites. El SIDA es el peor estado de deterioro al que puede llegar el sistema inmune de las personas. En el SIDA otros sistemas corporales se encuentran también seriamente deteriorados. Con el SIDA se inaugura por lo tanto, una nueva época en la historia de las enfermedades del hombre (41,49). El incremento de agentes estresantes en el ecosistema humano, está poniendo en serio peligro la preservación de nuestra especie (6,41,49,55,104). El SIDA es una campana de alerta.
Abundantes hechos reales indican por lo tanto, cómo una variedad de estos agentes estresantes para el sistema inmune, de origen químico, físico, biológico, mental y nutricional, son los verdaderos agentes etiológicos o causales del SIDA (21,42,88-90).
Los agentes estresantes actúan por sí mismos o estimulan la producción de radicales libres del tipo de los agentes oxidantes, los cuales causan daño entre otras muchas, a las células y a las funciones inmunocompetentes (4,34,40,42,62,88-90,103). Esta es la razón por medio de la cual los agentes antioxidantes tienen un papel crucial en el tratamiento y en la prevención del SIDA (1,68,105,108,110).

Puede y debe entenderse al SIDA como la más severa de todas las inmunodeficiencias adquiridas, debida a exposiciones múltiples, repetidas y crónicas a agentes estresantes para el sistema inmune, y cuya distribución varía dentro de los grupos de personas que con mayor frecuencia desarrollan el síndrome (42,50). Los agentes estresantes inmunológicos ejercen efectos inmunotóxicos, inmunogénicos o ambos, los cuales generan un estado de estrés oxidativo sobre las células inmunocompetentes y sobre las reacciones metabólicas del sistema inmune (42,88-90). El deterioro progresivo y continuo del trabajo del sistema inmune, lleva al individuo a un déficit severo de las funciones inmunológicas -defensa, homeostásis, vigilancia- con la subsiguiente aparición simultanea de infecciones, neoplasias y alteraciones metabólicas. El colapso del sistema inmune causa eventualmente la muerte del individuo (43,51).
Además, éste enfoque del SIDA como entidad tóxica, nutricional y oxidativa permite que pueda tratarse, prevenirse y erradicarse en forma efectiva, fácil y barata (1,8,43,51,61,68,105,108,110).
Para el tratamiento del SIDA deben aplicarse los principios básicos del tratamiento de las enfermedades tóxico-degenerativas crónicas: Debe suspenderse al máximo posible la exposición a agentes estresantes, desintoxicar los órganos y sistemas intoxicados y estimular al sistema inmune (1,8,43,51,61,68,105,108,110). Medicamentos tales como el AZT, inhibidores de proteasa y otros antiretrovirales similares, deben eliminarse del tratamiento y de la prevención del SIDA, debido a que son agentes inmunotóxicos que potencialmente pueden contribuir a la génesis del síndrome (10,22,26,58,77). Tampoco tiene sentido utilizar medicamentos para impedir la replicación del VIH, puesto que éste no tiene ningún papel causal en la patogénesis del SIDA (58,97).
El control y la erradicación del SIDA son fácilmente posibles y ello depende del que se eviten las exposiciones a agentes estresantes inmunológicos, se desintoxique al individuo y se estimulen los órganos y sistemas debilitados (1,8,43,51,61,68,105,108,110). Los programas y campañas actuales de prevención del SIDA, basados fundamentalmente en el denominado "sexo seguro", con distribución generalizada de condones, no sólo no han logrado disminuir las cifras del SIDA, sino que han promovido la promiscuidad (43,51). Igualmente las campañas estadounidenses de regalar jeringas "limpias" -sin VIH- a los drogadictos, además de ayudar a generar el SIDA, estimulan la drogadicción y el tráfico de drogas (43,51). Todas las drogas sicoactivas que se introducen al cuerpo por cualquier vía, son inmunotóxicos potentes (37,39,63,65).
Las denominadas pruebas para el VIH -ELISA, Western blot, Carga Viral- no son sensibles ni específicas para detectar infección pasada o reciente con el VIH (56,57,69,88,91,93,94,106). Mientras no se haya aislado y purificado al VIH, no se puede garantizar que los resultados positivos en estas pruebas indiquen infección por el VIH. Las personas que reaccionan positivamente en estas pruebas no están infectadas con el virus que supuestamente causa el SIDA. Estas personas reaccionan positivamente en dichas pruebas, por haber estado expuestas a muchos retos antigénicos y tóxicos y muy probablemente sus sistemas inmunes están oxidados y debilitados y ésta sería la razón por la cual estas personas tienen un mayor riesgo de desarrollar el SIDA (58). Lo que conocemos como VIH sería entonces un marcador de inmunodeficiencia pero no es la causa del SIDA, antes por el contrario, el fenómeno VIH sería una consecuencia de la patogénesis del SIDA (30,88).
El error acerca de las causas del SIDA, se cometió debido en parte al exceso de teoría infecciosa o prejuicio microbiológico en la mente de investigadores, profesionales de la salud, periodistas y en el público en general (44,52). Este prejuicio proviene de la exageración de la teoría germinal promulgada por Pasteur y Koch, la cual brindó a su tiempo beneficios a la medicina. Desafortunadamente, hoy se sigue pensando como a finales del siglo XIX, que todo es infeccioso, que todo se contagia y que debe haber un microbio que lo cause. El mundo se preparó a través de un siglo de pánico a los microbios, para cometer el error acerca de la etiología del SIDA. No había manera de evitarlo.
Otro de los hechos que más favoreció llegar al error cometido está en las fallas de la metodología investigativa, es decir, en el incumplimiento de los requerimientos epidemiológicos (99-102). Ninguno de los postulados en que se basa la teoría infecciosa del SIDA cumple los requisitos del método investigativo (20,23,43,51). Ninguna de las bases de la hipótesis VIH-SIDA, ha sido demostrada a nivel objetivo (18,42,88). No son mas que simples suposiciones teóricas creadas por las mentes de los generadores de esa teoría. Prácticamente, el mundo entero se acostumbró a creer todo lo que nos dicen los llamados hombres de ciencia. Infortunadamente en la actualidad, la capacidad crítica y de cuestionamiento de las personas es prácticamente nula. No se piden las pruebas necesarias para las afirmaciones aparentemente científicas y con frecuencia los asuntos de la ciencia se definen en ruedas de prensa (13,14). La peor epidemia que sufre el mundo contemporáneo, es una epidemia de crisis en el método científico (53). Ella es mucho más grave y extensa que la epidemia del SIDA. La creencia internacional de que el SIDA es una enfermedad infecciosa y de transmisión sexual, es una de las consecuencias de la crisis del método científico. Y sobrevendrán más consecuencias, a no ser que corrijamos el rumbo y tomemos una vía pavimentada con una metodología investigativa auténticamente objetiva.

La corrupción en todas las esferas de la sociedad es otro factor que ayudó a que se cometiera el error y lo perpetua (5,35,73). Muchos investigadores trabajan no por el interés de servicio a sus semejantes sino por conseguir fama y premios (11,36). Se ha creado una industria del SIDA muy rentable y aquellos que se benefician de ella, se oponen y se opondrán con todas sus fuerzas a que se corrija el rumbo (12,46,78).
La comunidad científica se ha equivocado muchas veces en el último siglo al considerar infecciosas muchas enfermedades que no lo son, como sucedió con la pelagra, el escorbuto y el beriberi, para mencionar sólo algunos ejemplos (25). El error cometido esta vez con el SIDA, tiene una magnitud muchísimo mayor por las repercusiones catastróficas sobre miles de personas que sufren de éste síndrome tóxico-nutricional, en diferentes grupos sociales de todos los continentes (44,52). La culpabilidad del error cometido con el SIDA, recae sobre algunos pocos investigadores e instituciones de salud del gobierno de los Estados Unidos. La mayoría de las personas el mundo, simplemente le creyó a los "hombres de ciencia."
Esta hipótesis tóxico-nutricional del SIDA resuelve todos los problemas que la hipótesis infecciosa/viral no ha logrado resolver, a pesar de las millonarias sumas invertidas en investigación, prevención y cuidado de los pacientes (12,46,78).
El análisis, entendimiento y resolución del error cometido acerca de la causa del SIDA, obligará a las autoridades médicas mundiales a replantear sus tácticas y estrategias en el cuidado de la salud de las personas. Cuestionará, hará diagnósticos y planteará soluciones a las formas injustas como se relacionan socialmente los hombres de la sociedad moderna, y que en última instancia son las responsables de la existencia del SIDA.
El salir de la crisis es un problema que compete a todos: La gravedad de ésta situación exige que actuemos en consecuencia y con resolución.

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1 comentario:

Nuestra Salud dijo...

Los remedios herbarios y homeopáticos se han utilizado en la medicina tradicional y en la medicina alternativa por millares de años para consolidar el sistema inmune, actuando como tónicos del sistema inmune para animar la defensa normal y eficiente contra patógenos y la recuperación rutinaria.